Un diseñador industrial y dos neurólogos colombianos crearon un dispositivo portátil que ayuda al control de movimientos y al desplazamiento de pacientes con Parkinson.

La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo con más frecuencia en el mundo, después del Alzheimer. Es una enfermedad crónica que aparece generalmente después de los 60 años de edad. Su carácter degenerativo implica que quien la padece pierde progresivamente facultades y empeora con el tiempo. El Dr. James Parkinson fue el primero en hablar de ella y por eso se le conoce como enfermedad de Parkinson. Inicialmente el Dr. Parkinson la nombró “parálisis agitante”, describiendo su principal característica que consiste en la alteración del movimiento dada por la dificultad para iniciar la marcha seguida por marcha insegura con pasos cortos y rápidos sin poder levantar completamente los pies, arrastrándolos e inclinándose hacia adelante con pérdida del centro de equilibrio. Todo ello hace que el paciente sea más susceptible de sufrir caídas o accidentes, afectando además su calidad de vida.

Dos estudiantes de décimo grado de Medellín idearon el Vibrasor, un dispositivo capaz de transformar las señales sonoras en señales lumínicas o en vibraciones.

De acuerdo al censo del 2005, en Colombia hay 454.822 personas con limitaciones para oír; alrededor del 80% de estas personas se localizan en los estratos 1 y 2. Las personas en condición de discapacidad auditiva presentan diferentes niveles de dependencia para realizar sus actividades diarias y esto afecta la calidad de vida tanto de la persona afectada como de su círculo de apoyo. Son muchos los esfuerzos que se han hecho para lograr la inclusión social de las personas en condición de discapacidad auditiva de manera que tengan acceso a servicios como recreación, transporte, educación y siempre serán bienvenidos todos los aportes en este sentido.

El Hospital Pablo VI de Bosa publicó en el 2006 el manual Ziscagoscua, que recoge saberes ancestrales y conocimientos de la medicina tradicional indígena para el tratamiento de dolencias.

En Colombia hay gran diversidad en la población: se reconocen grupos indígenas, comunidades negras y comunidades ROM. Según los datos del DANE ha habido un crecimiento importante de estas comunidades en las cabeceras municipales, pasando de 7,42% de población indígena y 35,41% de población afrocolombiana en 1993 a 21,42% de población indígena y 72,65% de población afrocolombiana para 2005. Si bien Bogotá está entre los municipios con menos de 1% de población con pertenencia étnica, es una cifra importante dadas las difíciles condiciones que una ciudad de la magnitud de Bogotá ofrece y dado que las iniciativas que se toman en Bogotá sientan un precedente en política pública a nivel nacional.